miércoles

Cuando el misterio es demasiado fascinante no es posible desobedecer.

Y los nervios me dejaron un raro sabor de boca.

Estoy perdido en medio del oceano indico, y no se si alguna vez la botella en la que se encuentra este mensaje, será encontrada por la persona que deseo. Ayer tuve una visión, y una irrefrenable fuerza me ha obligado a dibujarla.
Simplemente apareciamos los dos tirados en la alfombra persa roja con los flecos desechos, pasandonos un cigarro. Casi fumandonos el filtro,y mientras observandonos el presentador de la segunda edición de las noticias. No recuerdo si llovía o nos encontrabamos inmersos en un julio bastante caluroso, pero a pesar de ello se oian voces provenientes del parque de la estatua, donde cada sabado se reunían todos los chicos y chicas del barrio. No diré que existía una burbuja en torno a ambos, pero nos encontrabamos soldados por hilos trasparentes, hilos de seda dental, que convertían cada segundo que pasaba, mas interesante que el anterior.
Y en ocasiones, quizás quiera darles vueltas hacia delante a todos mis relojes y derpertadores, pero la cuestión es que de momento no tengo ninguno.

sábado

Manzanas

Hoy me apetece comer manzanas. Tengo una nevera llena de ellas. Por el momento es mi tercera, y dudo que sea la última, ya que no hay nada mejor mientras las muerdo, que observar como son de cerca los puntos que tienen en su piel. Aunque quizás tambien sea la necesidad de recuperar algo perdido lo que me obligue a ello. Es difícil de comprender, pero todo tiene su explicación. Cierto día soñé una relacción basada en ellas. Donde el amor es la cantidad de manzanas que uno poseía y regalaba. Donde las manzanas se multiplicaban, y donde si las acababas todas, el juego finalizaba.

jueves

Vaso de agua.

Vaso de agua tenía una gran preocupación. Siempre medio vacío, en un domingo continuo, y una lluvia perenne. Sentado en su sofá viendo los azules oscuro, casi negros días de diciembre pasar. Sumido en su profunda melancolía, y cabreado con los demás. Lo que no sabía vaso de agua es que así no era la realidad. Demasiado rodeado de cosas vanales, se creía imposible de actuar. Pero eso no era del todo cierto. Ya que vaso de agua simplemente tenia miedo. (Vaso de agua estaba lleno por la mitad).

M debe tomar una decisión.

Existe un camino en el cual serás guiado, con los ojos tapados, por eso a lo que la gente llama esperanza. Sobre el reverso de tus parpados, observarás recuerdos hace ya tiempo filmados por tu mente. Básicamente eso es lo poco que llegarás a ver, ya que todo tu alrededor se tornará gris, debido a la ausencia de ilusión. Existe un camino que conduce al olvido, que sin duda no será fácil. No deberás eliminar tus recuerdos, sino que los aprenderás a ver de otra manera con esfuerzo (una buena forma de mantenerte ocupado). El alrededor se coloreará de nuevo con sueños recien llegados.

Nota:

Me dispongo simplemente a justificar mi situación de improductividad. Continuará por mucho tiempo así. Pronostico hasta dentro de dos semanas, mañanas nubladas. Dias Lluviosos. Y pies y manos congeladas. Cuando ocurren cosas malas resulta fácil dejarte sustituir por esa persona quejica, nerviosa y gris. Pero lo que no había descubierto hasta conocerte, esque es posible continuar siendo tu mismo a pesar de todo, agarrandote con firmeza a los hilos de la realidad. Ese tù que se encuentra escondido detras de multiples copias, de forma silenciosa, pero seguro de si mismo. Son las 2:29 de la madrugada y de fondo un sonido molesto proveniente del puerto. No me gusta y me siento incomodo, pero toda mi frustraciòn no solo se debe a ello, y por ese motivo escribo (resulta ùtil cuando deseas ordenar tus ideas). Tengo las piernas cruzadas y los pies dormidos. Tengo hambre y acude a mi mente el vago pensamiento de cocinar. Pero desisto. La cocina a tres metros de distancia parece demasiado lejana. A sique cojo mis sabanas, me tapo y me acuesto.

Historia.

Escalofríos. Fuera caen truenos. Fuera está lloviendo. Y las ultimas hojas que permanecían, como ganadoras de una incierta competición caen al suelo, dando vueltas por el intenso viento. El marco de la ventana gotea. Y mientras acontece todo esto, dibuja en el vaho. Quiere ver estrellas. Esa constelación imaginaria que forman tus lunares ... (siente el frío en las llemas de los dedos, y escucha el sonido chirriante del movimiento de estos sobre el vidrio). Le gusta esa sensación (como dibujar a rotulador, o el sonido de la maquina de convalidación, o como sentir al dormir el frío de las esquinas del colchón ). Limón, me apetece algo con limón, ... helado, bebida, zumo, caramelos... no lo se. Puesto el abrigó desapareció. Costó poco cambiar unos céntimos, por una bolsa de esos caramelos que simulan gajos, de papel transparente y color amarillento. Y dejando atrás un envoltorio en medio de un charco, caminó sin destino alguno por laberínticas calles de la ciudad (en la lejanía sonido de persianas descender). Escalofríos de nuevo, esta vez provocados por el punzante frío, y la ausencia de paraguas, algo que le sugiere la extraña idea de volverse inmiscible durante uno de esos sueños que tiene por la noche (últimamente demasiado reales). Exactamente hacía media noche que el crepúsculo había acontecido (sobre las cuatro de la tarde), y más o menos dos días que no dejaba de llover. Ya empapado por completo se atrincheró en uno de los arcos de la iglesia más cercana, y mientras salía humo por las chimeneas que desde allí se podían ver, y mientras pequeños ríos formados sobre el asfalto se desbordaban, cogió otro de los caramelos que permanecía en la bolsa de papel, (ya por aquel entonces roída a causa del roce en el bolsillo y la humedad). Sobre los charcos, pequeñas burbujas delatadas por la tenue luz de las escasas farolas existentes, se formaban y estallaban. Aquella ciudad era siniestra. Oscura. Desconocida todavía. Nunca olvidaría el instante en el que puso el primer pie allí, ya que desde entonces no había cambiado su opinión (acompañado por el ruido de altavoces que anunciaba la llegada y partida de trenes, y el sonido de los paneles informativos, en los que letras y números giraban sin demora, frente a la mirada atónita de unos pocos viajeros ansiosos por conocer el anden desde el cual partía el primer tren, directo y sin trasbordos, a Roma. Le encantaban esos carteles. Algo como el olor a café al despertar). Finalmente y amarrando su mente a la realidad, se levantó y se encaminó de nuevo a su apartamento. Era la hora de regresar (todavía soplaba el viento, todavía algunas hojas revoloteaban abandonadas). Tenía ganas de volver a dormir, volver a soñar, volver a viajar. Quedar con alguien en alguna otra realidad. Aterrizó en la cama y en el mismo instante en el cual toco con la cabeza la almohada, desapareció. Comenzó a ver pasar ante sus ojos gran cantidad de imágenes, que a la luz de su mirada no tenían ningún tipo de relación. Imágenes de momentos vividos, instantes recordados y guardados en algún cajón de su mente. Finalmente apareció en un lugar que le resultó conocido. De fondo "Hotel California" mezclado con gritos y voces de fondo. Se encontraba en un baño totalmente destartalado y alicatado de suciedad. Azulejos completamente reventados, que observaban con mirada de incredulidad mi repentina salida a escena. Abrió la puerta y abandonó aquel lugar. Llegó a una estancia que se antojaba un bar, completamente atestado de gente. Nadie observaba. Nadie se había parado a pensar que hacia allí alguien plantado en medio, vestido en pijama. Allí había alguien más como yo. Cruce de miradas. Y desde la parte mas profunda de mi interior (la zona mas recondida), un fuerte temblor, parecido a un escalofrio, un terremoto sin replicas, algo extraño. Dulce confusión.